El insomnio es un trastorno generalizado, del que padece aproximadamente la mitad de la población adulta. Veamos juntos las causas y los remedios.
El insomnio es un trastorno generalizado, del que padece casi la mitad de la población adulta del mundo. La ausencia de sueño puede causar estrés y ser un síntoma de otras enfermedades. Vamos a ver juntos en detalle lo que es.
¿Qué es el insomnio?
El término insomnio viene del latín y literalmente significa falta de sueños. Los que sufren de insomnio muestran en realidad una gran dificultad para poder dormirse y también tienen una mala calidad de sueño. Como resultado, quienes sufren de insomnio no pueden obtener un descanso adecuado, lo que tiene una serie de consecuencias para la vida cotidiana y las actividades diarias sencillas.
El insomnio no puede considerarse una enfermedad en sí mismo, sino más bien un síntoma de otras enfermedades, que a su vez pueden ser más o menos graves.
Este trastorno tiene un fuerte impacto en la vida cotidiana, ya que la falta de sueño o la mala calidad de éste impide un descanso adecuado, que puede asegurar que se enfrente el día con la energía necesaria. Por esta razón, la gente a menudo no presta la atención adecuada a las posibles causas que pueden causarla y a las patologías reales que implica.
Por lo general, el insomnio se acentúa con una gran dificultad para conciliar el sueño más que en el número de veces que se despierta durante la noche. Por esta razón, el principal síntoma de este trastorno es precisamente la dificultad para conciliar el sueño, un problema que también se produce cuando se despierta repetidamente.
Además, normalmente esta patología se manifiesta en las primeras horas de la noche y sobre todo no es generalmente uniforme. De hecho, puede haber algunas noches en las que se puede descansar con gran tranquilidad y otras en las que, por el contrario, se encuentran numerosas dificultades.
Diferentes tipos
Existen diferentes tipos de insomnio, que difieren según sus características, sus causas y sus respectivas manifestaciones. Hay insomnio relacionado con trastornos psiquiátricos, otros asociados con el uso, o a menudo el abuso, de alcohol, drogas o medicamentos. Otros dependen de trastornos respiratorios que se agudizan al dormir, otros pueden depender de enfermedades, intoxicación y condiciones ambientales desfavorables. En algunos casos, este trastorno también puede deberse al mioclono nocturno, que es la liberación muscular repentina e involuntaria generada por el sistema nervioso, o al síndrome de las piernas inquietas.
El insomnio también se puede caracterizar según su duración, y en este caso se habla de un trastorno transitorio, recurrente o de larga duración. El insomnio transitorio es un trastorno que, en promedio, no dura más de un mes y se resuelve por sí mismo con bastante facilidad. El insomnio recurrente, también conocido como insomnio de corta duración, suele durar entre un mes y seis meses. El de largo plazo o crónico, finalmente, es el que dura más de seis meses.
No es raro que esta patología continúe incluso cuando las causas que la causaron desaparecen. Por esta razón, el insomnio crónico implica una serie de factores que van mucho más allá de la causa inicial que determinó su aparición. Además, según el momento en que se tenga dificultad para dormir, se suele distinguir entre insomnio inicial, transitorio o central y terminal.
Causas principales
El insomnio puede deberse a muchos factores, a menudo muy diferentes entre sí y que pueden, a su vez, ser un signo de otras patologías más graves. Conocer la causa es muy importante para entender cómo puede ser tratada. Las diversas causas pueden incluirse y agruparse en tres macrocategorías: situacionales, primarias no situacionales y secundarias no situacionales.
Los insomnios situacionales se deben generalmente al ambiente o al propio individuo. Pueden tener causas ambientales, como la intolerancia a ciertos ruidos u olores, la temperatura inadecuada o incluso una cama incómoda. En otros casos, pueden deberse a la altitud, a la adaptación, es decir, a la incapacidad de dormir en una cama que no sea la propia, o a la ingestión de diferentes tipos de sustancias, como drogas, estimulantes, alcohol o alimentos especiales. Las causas situacionales también incluyen la alteración del ritmo cardíaco, como por ejemplo debido a la pierna de avión, y el dolor o la enfermedad física o psicológica.
Insomnio no situacional
Los insomnios primarios no situacionales se deben a una variedad de razones que no tienen conexión con la ingestión de sustancias, enfermedades físicas o psicológicas o el medio ambiente. Los insomnios psicofisiológicos se caracterizan por una perturbación que persiste incluso después de que el desencadenante ha cesado, y que sigue causando una mala calidad del sueño o incluso la ausencia del mismo.
Otras causas que entran dentro de esta categoría son la mala higiene del sueño: estilo de vida incorrecto, malos hábitos alimenticios o la práctica de actividades físicas o intelectuales poco antes de acostarse. Por último, este tipo de insomnio puede deberse a una alteración del ritmo circadiano, que puede causar un desajuste en el ritmo biológico, con fuerte somnolencia en las horas de la tarde y despertar temprano en la mañana.
Finalmente, el insomnio secundario no situacional puede estar asociado a enfermedades psiquiátricas, neurológicas o internas. En este caso, los más afectados son los que están particularmente ansiosos, estresados, deprimidos o sufren de enfermedades cardiovasculares o de descompensación de la presión.
Remedios
Para tratar el insomnio, primero es necesario entender qué lo causa. Un diagnóstico correcto, de hecho, es el primer paso para curar esta incómoda y angustiosa enfermedad. Además de esto, hay una serie de hábitos y precauciones que pueden ayudar al cuerpo a un correcto estilo de vida y descanso.
Una dieta adecuada es, sin duda, el primer paso para prevenir y tratar este trastorno. Las judías verdes, los calabacines marinados, las patatas hervidas con aceite, sal y perejil, la ensalada de frutas y las almendras son algunos de los alimentos ideales para ayudarle a dormir y no ponerse pesado durante la noche. El vino caliente también es una excelente bebida para ayudar a los que tienen problemas para dormir.
También hay muchas plantas que ayudan al sistema nervioso central y a la relajación y por lo tanto son excelentes para ayudar a conciliar el sueño. Entre ellas se encuentra el toronjil, cuyas hojas son ricas en aceites esenciales y son especialmente eficaces para calmar y tratar los estados de ansiedad y relajar los músculos. El uso del bálsamo de limón está especialmente indicado para quienes sufren de insomnio causado por el estrés, la fatiga acumulada excesiva, el síndrome premenstrual y la tensión muscular.
La pasiflora también tiene una acción ansiolítica y relajante, que ayuda a conciliar el sueño y a evitar la posibilidad de despertarse durante la noche. El espino y el tilo, a su vez, son particularmente eficaces gracias a su acción hipotensiva que actúa sobre el sistema cardiovascular ayudando a disminuir las palpitaciones, la ansiedad o el nerviosismo.
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Lo que hay que evitar
Por el contrario, es muy desaconsejable tomar sedantes que no hayan sido recetados o abusar de ellos. De hecho, la mejor solución no siempre es recurrir a la medicación. Incluso la nicotina es una sustancia que debe evitarse en caso de que tenga dificultades para dormir: de hecho, ser un excitante sólo puede empeorar la situación.
Por último, no es aconsejable irse a dormir sin haber cenado; la falta de comida puede, de hecho, causar hipoglucemia que a su vez puede ser responsable del insomnio.
Ejercicios físicos
Un buen hábito para la higiene del sueño, que deben seguir tanto los que sufren de insomnio como los que no muestran ninguna dificultad para dormir, es ir a dormir y despertarse más o menos a la misma hora. Aunque sea tarde una noche, es bueno no quedarse en la cama toda la mañana, para no generar un círculo vicioso en los horarios a seguir.
Antes de acostarse, también es aconsejable realizar actividades de relajación sencillas, como ver una película, escuchar música, leer un libro o hacer ejercicios físicos suaves. En particular, el yoga puede ser un excelente remedio para combatir el insomnio causado por el estrés o la ansiedad. Esta práctica, de hecho, le permite relajarse asumiendo una serie de posiciones que pueden asegurar un estado de calma incluso durante un largo período de tiempo. El yoga también puede ser de gran ayuda para aquellos que tienen miedo de ir a la cama, por temor a no poder dormir. Asegurando una relajación total, de hecho, es posible afrontar las horas nocturnas con mayor serenidad.
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Estrategias alternativas
La Academia Americana de Medicina del Sueño ha declarado recientemente que es posible curar los trastornos del sueño con métodos absolutamente naturales, que pueden definirse como estrategias para dormirse con mayor facilidad.
En primer lugar, los médicos aconsejan no afrontar las horas nocturnas con preocupación o con el terror de no poder dormir. Algunos incluso recomiendan no tener un reloj despertador en el dormitorio y no obligarse a acostarse si no se puede dormir. Además, es particularmente útil realizar una serie de ejercicios de relajación para evitar irse a la cama en un estado de ansiedad. En este caso, se suele recomendar la meditación y una serie de ejercicios de relajación muscular.
Algunos médicos también aconsejan, para aquellos que realmente luchan por dormir, hacer un esfuerzo por no dormirse sino por mantenerse despiertos. Con esta técnica, según estudios recientes, parece que muchas más personas pueden combatir el insomnio con mayor facilidad. Finalmente, se recomienda aprender a manejar el estrés. Los psicólogos pueden proporcionar una serie de consejos para ayudar a controlar un ritmo cardíaco elevado o la falta de aliento y volver a un estado de normalidad.